NUEVA YORK (Reuters Health - Los genes de algunos pacientes con Parkinson permitirían retrasar el deterioro que causa esa enfermedad con ayuda de suplementos de vitamina D.
Los autores de un pequeño estudio de Japón reunieron a 114 personas con Parkinson en dos grupos que al azar tomaron vitamina D o placebo (grupo control) todos los días, y al año descubrieron que la enfermedad neurológica no había avanzado tanto en quienes ingirieron los suplementos con respecto del grupo control.
Sin embargo, eso sólo ocurrió en los pacientes con ciertas variantes de un gen que regula los receptores de la vitamina D.
El doctor Lin Zhang, que no participó del estudio pero investiga las deficiencias nutricionales en personas con Parkinson, consideró que los resultados son "muy promisorios", aunque instó a interpretarlos con precaución.
"Estamos empezando a reconocer el efecto potencial de la vitamina D en el retraso del avance del Parkinson y no tenemos forma de saber cuál es la dosis exacta que debería usar una persona con o sin esos genotipos", dijo Zhang, de University of California, Davis.
El organismo produce vitamina D con la exposición al sol y la utiliza para que el calcio llegue a los huesos, entre otras funciones. La vitamina activa la proteína de los receptores de las células que activan a distintos genes.
Los autores reunieron a 114 pacientes con Parkinson de entre 45 y 85 años para determinar si el uso de suplementos de vitamina D modificaría la velocidad con la que avanzan los síntomas del Parkinson. Cincuenta y seis pacientes usaron 1200 UI de vitamina D por día durante 12 meses y 58 usaron un placebo durante el mismo período.
Al inicio del estudio, 45 pacientes de cada grupo alcanzaron uno o dos puntos en una escala de cinco para evaluar la discapacidad provocada por el Parkinson (un punto equivale a la mínima discapacidad y cinco puntos a la máxima discapacidad). La evaluación de la discapacidad incluye el deterioro de la movilidad, los problemas de equilibrio y la autonomía.
Al año, el equipo observó que 16 personas del grupo tratado con los suplementos no empeoraron en la escala de cinco puntos, comparado con siete personas del grupo control.
Pero al concentrarse en los genes de los receptores de la vitamina D, el equipo halló que los pacientes que más se beneficiaban con los suplementos eran los que tenían una versión del gen llamada FokI TT, seguidos de los que tenían la variante FokI CT. Los portadores del genotipo FokI CC no obtuvieron beneficio alguno.
Para otros síntomas del Parkinson se obtuvieron resultados similares, según publican los autores en The American Journal of Clinical Nutrition.
Para Zhang, los resultados sugieren que las personas con las variantes FokI TT y FokI CT responden mejor a la suplementación con vitamina D que las personas con la versión FokI CC.
Apenas el 14 por ciento de los participantes tenía la versión TT, mientras que el 52 por ciento poseía la versión CT y el 34 por ciento la versión CC. Esas proporciones coinciden en la mayoría de las poblaciones, donde el 8-18 por ciento de la gente posee la variante TT y el 46-58 por ciento de la población no asiática posee la variante CT.
Entre los participantes no hubo diferencia en los niveles iniciales de vitamina D circulante y la mitad comenzó con niveles considerados bajos. Al final del estudio, la cantidad de vitamina D en sangre se había duplicado en todos los participantes tratados con los suplementos, mientras que los niveles no variaron en el grupo control.
La gran cantidad de pacientes tratados con vitamina D en la que no empeoraron los síntomas durante un año sugiere que el uso de los suplementos estabilizaría "la gravedad del Parkinson en los pacientes con los genotipos CT y TT durante un período corto", señaló el equipo.
Pero aún quedan preguntas por responder, como qué efecto de la vitamina D causaría la diferencia entre los síntomas registrada al final del estudio.
FUENTE: The American Journal of Clinical Nutrition, online 13 de marzo del 2013.