Las personas con capacidades diferentes continúan viviendo en un sistema social excluyente, que los limita, los discrimina y les impide el acceso a todos los servicios a que tienen derecho. La falta de oportunidades impide su desarrollo profesional y personal, las reformas y programas para mejorar sus condiciones de vida son importantes, sin embargo, debemos acabar con la barrera más importante: la social.
Tarea nada fácil, pero indispensable.
Si logramos entender y reconocer la diversidad, podremos avanzar hacia una cultura de inclusión social, esto nos permitirá desarrollar actitudes de solidaridad y respeto para valorar las diferencias.
Lograr el cambio no es fácil, pero se necesita dar el primer paso, en lo individual, de manera colectiva, en lo grande y en lo pequeño, buscando el valor de la comprensión, generosidad y la tolerancia. Entendiendo que el respeto es fundamental para la convivencia social y la armonía personal.
Así que adelante, a dar el primer paso, por que la recompensa, se encuentra al final de nuestra vida.
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