MÉXICO.- La enfermedad de Parkinson fue descrita por primera vez hace casi 200 años, y sin embargo aún no se sabe con exactitud qué la causa, y menos aún cómo detenerla. No obstante, un grupo multidisciplinario de científicos ha encontrado un promisorio método utilizado en modelos animales que restablece la capacidad motora y podría emplearse en humanos.
Los científicos Patricia Vergara Aragón, del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM; Jorge García Macedo, del Laboratorio de Fotónica de Geles del Instituto de Física UNAM (IF) y Guadalupe Valverde Aguilar, del Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (CICATA) del IPN, lideran una investigación centrada en inyectar y liberar dopamina de manera eficaz en el cerebro, tratamiento que han aplicado en ratas de laboratorio.
Aunque se desconoce el origen del padecimiento, se sabe que se presenta por la deficiencia de dopamina en un área del cerebro llamada neoestriado (tracto nigroestriatal). Esto provoca movimientos lentos, rigidez muscular y temblores en reposo, los principales síntomas de la enfermedad.
En el Parkinson, las neuronas que producen dopamina mueren o no funcionan adecuadamente. La molécula cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso central y participa en funciones como control de los movimientos, y latido cardiaco, entre otros.
Para contrarrestar el padecimiento, los medicamentos actuales emplean precursores de la dopamina, administrados vía oral y que se sintetizan posteriormente en el cerebro.
Estos tratamientos al principio logran brindar buenos resultados, pero con el paso del tiempo se requieren mayores dosis, hasta que ya no responden.
El recurso más factible sería inyectar de manera directa el neurotransmisor (dopamina) en el cerebro; el problema es que se oxida casi al instante en contacto con agentes como la luz, por lo que deja de ser útil e incluso puede ser perjudicial.
Es aquí donde destaca el avance de los investigadores mexicanos, quienes desarrollaron un material capaz de encapsular la dopamina y evitar que se oxide, para que así llegue al cerebro de manera directa.
Estos reservorios fueron desarrollados en el IF y el CICATA con un material hecho de dióxido de titanio amorfos (TiO2), que guardan la dopamina. Este material, comprobaron, se convierte en blindaje a la exposición solar y del aire, señalaron los científicos. Al probar los nanorreservorios, mejoraron los implantes mediante técnicas de absorción óptica y espectroscopía infrarroja.
De acuerdo con los investigadores, el material es como una esponja donde se llena del fármaco (dopamina) que lo conserva bien, permanece hasta por meses activa, y lleva al neurotransmisor como lo requieren las neuronas, al menos en los estudios con ratas.
Los análisis han arrojado resultados importantes: las ratas han mostrado una recuperación de la función motora de hasta el 90 por ciento. Hasta el momento no han encontrado efectos adversos del implante.
Buscan apoyo
"Para superar las limitaciones económicas estamos abiertos e invitamos a quien desee financiar estas investigaciones (…) No podemos avanzar si no hay fondos suficientes”.
Patricia Vergara, investigadora de la UNAM.
Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/controlanviaimplantesefectosdelparkinsonplaneanemplearlosenhumanos-1345577.html
martes, 7 de agosto de 2012
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